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La bestia que cualquiera podría llevar dentro

El desamparo, la sensación de ser un olvidado, de ser el último de la fila, el desgraciado al que le ha tocado la peor parte; alguien que no ha hecho más que ensuciarse las manos, romperse el lomo y trabajar, y a quien nadie escucha. Esas cosas dan mucha rabia.

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Marzo 2023 / 111
Cartel de As bestas

No fui la última de la fila. Probablemente me ubico en el centro. Pero no me han regalado nada. Lucho, como muchos, por llegar a fin de mes. Y puedo entender la rabia hacia el ricachón acomodado y engreído que no quiere ver ni oír. Puedo imaginar lo duro que debe de ser haber caído en el último lugar. Esa desigualdad. Y que esa rabia, quizás, tal vez, se vuelva bestial. 
As bestas me hace recordar a aquellos niños guais, de buen nacer y buen comer, que con toda su buena voluntad —y su conciencia tranquila—, quieren hacer el bien   ... y hacerse el bien sin realmente ponerse en los pies del otro.
Veía la película y pensaba: esos sindicalistas que nunca han sido obreros. Esos políticos que dictan leyes dañinas por dogmas teóricos, que no saben lo que es salir a ganarse el pan. Esos políticos de izquierdas con seguro médico privado que llevan a sus hijos a escuelas Waldorf, que no han conocido la pobreza ni la necesidad, pero han tenido la suerte de pisar las aulas universitarias y van dictando cátedra sin escuchar. Que saben lo que está bien y lo que está mal con rotundidad y alevosía.

También me hace recordar a los niñatos cooperantes que llegan a un pueblo de América Latina a decir lo que se tiene que hacer, por encima de las ONG y esfuerzos locales, con una visión que, probablemente, sepa mucho de teorías, pero nada de dinámicas locales. Y ni qué decir de esos cooperantes que viven en casas de lujo en terreno y miran desde arriba a los que han tenido la mala suerte de nacer allí. Esos, que van a enseñar y no a aprender, desvirtúan la palabra “cooperación”.
La película hace lo mejor que puede hacer una película: ponernos a pensar. Darnos la vuelta al mundo. Mostrarnos la escala de grises. Y las contradicciones: las de otros, las nuestras; un mundo complejo y lleno de matices; el de otros, el propio. 
Llegué a querer a todos los personajes. A todos, sin excepción.  
En cualquier caso, la película me ha dado vuelta a la idea bucólica que se me ocurre cuando el mundo se me viene encima: “¡Me bajo del carro! ¡Me voy a vivir a una aldea en medio de la nada! ¡Me escapo de este bullicio horrible, de la agresividad de la gente de ciudad!”... 
Pero… ¿y si termino cayendo en la aldea de As Bestas?¿Cómo sería yo misma? ¿Abierta la pacto? ¿Tolerante? ¿Me iría si no me quieren?
Los guionistas Isabel Peña y Rodrigo Sorogoyen se lucen. Está basada en una historia real. Sucedió en Galicia. Pero podría haber sucedido en cualquier lado. La película va de aprender a cooperar, de escucharse, de ayudarse mutuamente. O morir. La vida misma

 

As bestas

España, 2022

137 min.

Dirección: Rodrigo Sorogoyen

Guion: Isabel Peña, Rodrigo Sorogoyen

Reparto: Marina Foïs, Denos Ménochet, Luis Zahera, Diego Anido, Marie Colomb