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El puñetero tránsito

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Septiembre 2023 / 116
Ilustración montaña televisión Darío Adanti

El mundo nunca había invertido tanto en energías renovables: unos 350.000 millones de euros en el primer semestre de este año. Pero el mundo nunca había consumido tanto petróleo: unos 103 millones de barriles diarios. Nos movemos, supuestamente, hacia una economía verde, pero los aviones y los buques de crucero queman más combustible que nunca. Sabemos que estamos en tránsito y que el cambio climático, siendo optimistas, nos pisa los talones. Lo que no sabemos muy bien (los indicios son oscuros, eso sí) es la dirección hacia la que nos movemos.

Consideramos los movimientos migratorios uno de los grandes problemas de ese futuro que ya está aquí. Cuesta definir, sin embargo, cuáles son las dificultades que plantean los inmigrantes, porque, a veces, resultan contradictorias.

Inmigrante rico, inmigrante pobre

Pensamos que el inmigrante o refugiado pobre provoca una reducción de los salarios más bajos, acapara beneficios públicos y causa fricciones culturales en los barrios donde se asienta. Todo eso es discutible o directamente falso, pero lo pensamos.

La solución consistiría en que los inmigrantes fueran ricos y culturalmente cercanos a nosotros, ¿no? Pues no. Véase lo que ocurre con la inmigración culta y adinerada (mayormente venezolana y colombiana, mayormente hispanoparlante, mayormente en Madrid, aunque también hay pensionistas europeos de todo pelaje) que fluye hacia España. A esa inmigración se le atribuye parte de la responsabilidad en el encarecimiento de la vivienda (lo de los pisos en el barrio de Salamanca madrileño, aunque con base real, ha alcanzado el nivel de leyenda urbana) y parte de la responsabilidad en la dificultad de los profesionales nativos para encontrar empleo.

Época dorada

Vivimos, en Europa occidental, una época relativamente dorada. Hay que hacer un portentoso ejercicio de amnesia para no ser conscientes de ello. ¿Se les ocurre un tiempo mejor? A la vez, nos sentimos peor que nunca. Los movimientos políticos contrarios al sistema y, en general, afines a los regímenes autoritarios se han extendido por el continente. Pese a que estamos bien, somos pesimistas respecto al futuro. Son cosas de ese tránsito sobre el que cabalgamos. También los avances respecto a la igualdad de género son considerados insuficientes por algunos y el fin del mundo (como les gustaba) por otros. Eso, el puñetero tránsito.

No creo que sea casualidad el increíble auge de la industria del entretenimiento. Amazon invertirá este año casi 12.000 millones de euros en contenido; Netflix, todavía más. No hace falta que nos extendamos en el uso masivo de las redes sociales ni en el negocio del fútbol, donde Arabia Saudí ha dado una zancada más en la carrera de los salarios disparatados.

Consumimos entretenimiento de una forma voraz. Será que estamos aburridos de nosotros mismos. Será que necesitamos que nos entretengan porque no nos soportamos.