Te quedan 2 artículos gratuitos este mes.

Accede sin límites desde 55 €/año

Suscríbete  o  Inicia sesión

Las minorías tocan poder (pero poco)

Solo en Reino Unido los políticos con orígenes familiares no europeos han alcanzado los más altos cargos

Comparte
Pertenece a la revista
Mayo 2024 / 124
Image
Rishi Sunak

Fotografía
Number 10

Audioplayer Icon
Escucha el artículo

La ultraderecha afronta las próximas elecciones europeas con fundadas expectativas de crecimiento y la voluntad de imponer su mantra: hacer la vida imposible a los inmigrantes pobres que huyen del hambre y de las guerras, reducir las medidas de protección social y medioambiental y aferrarse al más crudo neoliberalismo.

Pendientes de esta amenaza cabe preguntarse qué fue de los inmigrantes que llegaron antes, aquellos que no vinieron en patera, sino llamados por gobiernos que necesitaban mano de obra urgente y barata para reconstruir un continente devastado por la guerra. O los que más tarde entraron por la puerta trasera y pese a las dificultades tomaron parte en el espectacular desarrollo económico de Europa. ¿Qué fue de sus hijos y nietos?, ¿consiguieron con sus documentos de ciudadanía el mismo trato y las mismas oportunidades que los originarios del territorio? No del todo, y no igual en todas partes, pero hay una excepción sorprendente: al otro lado del Canal de la Mancha, descendientes de migrantes indopasquistaníes han alcanzado las máximas cotas de poder.

Reino Unido e Irlanda

Si Agatha Christie levantara la cabeza, no reconocería su propio país, tan magistralmente descrito en sus novelas. El primer ministro británico, Rishi Sunak, es un multimillonario de padres indios que llegaron a Reino Unido procedentes de África. Sadik Khan, alcalde de Londres, es hijo de paquistaníes, profesionales de clase media. Humza Yousaf, hijo de un paquistaní y una keniana, también de clase media, ha sido ministro principal de Escocia hasta abril pasado al frente de un partido independentista. Sunak es de religión hindú, mientras que Khan y Yousaf son musulmanes.

En la católica Irlanda, Leo Varadkar, jefe de Gobierno hasta principios de abril por el partido conservador Fine Gael, es hijo de padre hindú y madre irlandesa. Educado en el catolicismo, Varadkar es, además, uno de los pocos políticos abiertamente gay que ha conseguido llegar a un cargo de ese nivel.

La excepcionalidad de Reino Unido se debe, en buena parte, a que el primer gran flujo migratorio se produjo antes que en otros países, coincidiendo con el final de la II Guerra Mundial. Culminada la reconstrucción del país después del conflicto bélico, buena parte de los migrantes se quedaron y sus hijos crecieron en las islas, recibieron educación y en muchos casos tuvieron acceso a estudios superiores. Años después, las características del sistema electoral británico allanó el camino hacia la cima a un puñado de ellos.

Javier Carbonell, investigador en la Universidad  de Edimburgo, opina que las medidas adoptadas hace 15 años por el líder conservador David Cameron, orientadas, por un lado, a modernizar su partido y, por otro, a restar votos a los laboristas, que habitualmente obtenían mejores resultados entre las minorías asiáticas, tuvieron éxito. Aprovechando el sistema electoral mayoritario, presentó candidatos de esas minorías en zonas donde era segura su elección para que ese ejemplo arrastrara el voto indopaquistaní hacia los conservadores en circunscripciones menos favorables para ellos.

Mariña Fernández, investigadora en la Universidad de Oxford, precisa que la presencia de descendientes de migrantes en los cargos políticos no garantiza una mayor comprensión hacia los problemas del grupo originario. Los políticos que han llegado a posiciones de influencia se mueven más por cuestiones de clase social, educación y formación profesional que estrictamente de origen, y en algunos casos incluso actúan abiertamente contra esos intereses alineándose con otros segmentos electorales más conservadores.

En Reino Unido, alrededor del 14% de la población tiene origen migrante. La minoría más grande procede de India, Pakistán y Bangladesh y representa el 8%. La minoría negra solo es del 3%. Mientras tanto, la mayoría blanca retrocede y en una década ha pasado del 87% al 80%.

Alemania

En Alemania, el Bundestag más diverso de su historia es el actual, elegido en 2023. Cuenta con 83 diputados de origen extranjero sobre 736. La primera minoría es la de origen turco, con 11. Y en el contingente alemán del Parlamento Europeo, la cifra es de 3 sobre 96 diputados. Los alemanes de origen turco, además de sufrir los problemas derivados de ese origen en la propia Alemania, se enfrentan al hostigamiento del Gobierno de Ankara cuando sus actividades no coinciden con las pautas que marca el presidente Recep Tayyip Erdogan. Pese a ello, Aydam Ozogüz es vicepresidenta de la Cámara y Cem Özdemir, el diputado de origen turco más veterano es hoy ministro de Alimentación y Agricultura. En Alemania pueden votar 5,8 millones de personas nacionalizadas o de padres extranjeros, sobre una población total de 84,7 millones.

Francia

En Francia, los numerosos flujos migratorios procedentes del norte de África estuvieron sujetos al calendario de los conflictos coloniales. El protectorado de Marruecos acabó en 1956, la guerra de independencia de Argelia, en 1962, y en Vietnam el conflicto bélico se cerró con una humillante retirada en 1954. Fue más o menos a partir de esas fechas cuando las oleadas de inmigrantes, sobre todo magrebíes, comenzaron a llegar a la exmetrópoli.

En 2018 había en Francia casi nueve millones de inmigrantes, una mayoría importante procedente del Magreb. Es una cifra alta en una población total de 68,4 millones. El Estado francés no consigna en documentos oficiales la identidad étnica o religiosa de sus ciudadanos, lo que dificulta conocer con exactitud cuantos diputados o senadores descienden de la inmigración no comunitaria. Pero el Parlamento Europeo sí facilita esa identificación y hay al menos ocho descendientes de migrantes sobre un total de 78 diputados. Eso da una proporción relativamente alta que contrasta con otras cifras menos positivas: la tasa de paro entre los descendientes de inmigrantes es del 24%, el triple que entre los trabajadores de origen francés (8,4%). Entre los titulados superiores, también es más alta: el 14,15% frente al 4,6%.

¿Y España?

La inmigración a gran escala no se ha producido en España hasta el siglo XXI, uno de los motivos por los que también va con retraso la inclusión de minorías en las esferas del poder político. En 2016 se publicó un estudio comparativo realizado entre ocho países europeos (Pathways to Power) que concluía que España era el país con menos representación. Aquel año llegó al hemiciclo del Congreso en las listas de Podemos la primera diputada de origen africano, Rita Bosaho, nacida en Guinea Ecuatorial. Hoy son diputados Luc André Diouf, de origen senegalés, del PSOE; Tesh Sidi, de Sumar, nacida en los campos de refugiados saharauis; Nahuel González López, también de Sumar y de inmigrantes argentinos, y Gerardo Pisarello, de En Comú, nacido en Argentina.

En el Parlamento Europeo, la minoría gitana española cuenta con una diputada, Patricia Caro Maya, de Podemos. Esta comunidad, con más de 750.000 miembros y que a lo largo de su historia ha sufrido un maltrato sistemático, en la actual legislatura se ha quedado sin ningún diputado en el Congreso, después de tener tres en la anterior.